sábado, 27 de febrero de 2010

CULTO A SAN LA MUERTE


El Culto a San la Muerte
“El Santito”


Introducción

Para conocer la historia de este “Santo Popular” nos tenemos que introducir en los comienzos de la cultura Guarani.
Para el indio no existía un solo “Tupa” (Dios de la moderación y la sabiduría) llamado “ Ñanderiú Guazú. Para su imaginación el panteón estaba formado por una gran cantidad de Dioses, “Porás” (Dueños, señores de la naturaleza), vinculados al mundo vegetal, animal y climáticos. De allí que sentían un gran respecto por la naturaleza y de todo lo que ella brindaba. Numerosos dioses habitaban en las selvas, en las aguas, en donde se multiplicaban o se hacían sentir con fenómenos naturales como las lluvias, los truenos, como así también las crecidas de los ríos y las tormentas.
El Dios de la lluvia recibía periódicamente rituales para complacerlo y aplacarlo. Este se llamaba Tupá Cuera, se le pedía compasión para que su cólera no se desencadenara en una tormenta, la cual traía aparejada la crecida de los ríos con el resultado de la perdida de sus viviendas, deterioro de los cultivos, la muerte de personas, etc. Por el otro extremo en lugares de sequías, era destinatario de las rogativas, pedidos, con danzas rituales para que la bendición del agua por medio de la lluvia propiciara los cultivos.
El indio tenía su propia forma de personificar a los dioses que lo acompañaban en todo momento tanto de la felicidad como de adversidad. Ellos hacían sus imágenes tallando la madera que tan bien conocían y manipulaban.

Historial del Santoral Pagano

Esta era la teocracia o forma de adoración del indio guaraní, cuando fue visitado por los Franciscanos, Jesuitas y Mercedarios que trajeran consigo loas incursiones colonizadoras que vinieron de España a partir del siglo XVI.
Los principales catequizadores fueran los Jesuitas que desdeñando la soberbia, el atropello y lo uso de la fuerza, se unieron a ellos. Aprendieron su idioma, comprendieron al guaraní en su esencia. Eso trajo aparejado la mixtura de las dos partes. El evangelizador, para que el nativo comprendiera sobre lo que le estaba hablando, personificaba o asemejaba un dios Todo Poderoso, bueno, y lleno de amor, con el dios de los nativos.
Los Jesuitas encargaban la realización de imágenes a los talladores indígenas, copiando de otras imágenes o de estampas. El indio hacía esa imagen con su cuota de personificación, quietándole en algunas veces y en otras agregándole su forma de ver a un santo o a Dios.
Así llegamos al culto de San la Muerte, conociéndose por diferentes nombres como ser: Señor de la Muerte; nuestro Señor de la Buena Muerte; San Justo Nuestro Señor de la Muerte; Santo Esqueleto o simplemente “El Santito”
Los Jesuitas habían formado una excelente organización en toda la región. Poniendo misiones en diversos lugares de nordeste argentino y en el sur de Paraguay y Brasil, la punta o eje principal, en donde funcionaba la administración central de las misiones, se encontraban a la vera del río Uruguay, precisamente en lo que es hoy la ciudad de Yapeyú.
Todo sucedía armoniosamente, la amalgama de los Jesuitas con los lugareños, los indios guaraníes era casi perfecta. Hasta que llego una orden del Rey Carlos III de España, en la cual decretaba la expulsión de los Jesuitas de la cuenca del Plata. Tal vez por envidia, tal vez por ansia de poder. O para apropiarse de la maquinación organizada que habían conseguido los misioneros en esas tierras.
A partir de aquí se tejieron varias leyendas. Los indios al verse desprotegidos, sin el direccionar de los Jesuitas, al faltarle la guía espiritual, se apropiaran de los templos e iglesias, tomaron las imágenes que ellos mismos habían fabricado y se dispersaron, algunos volvieron a la selva, otros se quedaron en las cercanías de las misiones. Al irse cada uno se llevaba la imagen que podía conseguir.
Además los indios que tallaban imágenes sacras, las siguieron haciendo. De esta manera, adoptaron las imágenes a sus creencias.
Aquí comienza una serie de especulaciones que se trasmitieron de boca en boca. Es decir comienza a prevalecer la leyenda sobre la historia.

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